Extracto de un cuestionario de Alejandro Serrano para Psychonauts.

¿Cómo surgió Nuevos Mamuts?

Filas: Nuevos Mamuts surgió como una manera de llevar pasajeros al aeropuerto desde un parking en las afueras. La gente aparcaba por 12€/noche, y un servicio de buses los llevaba al aeropuerto. Teníamos los terrenos comprados y todo, pero se nos llenaron de topos.

Cines: Fue en la fiesta de aniversario de Joan Pera, el extraterrestre. No el de TV3.

¿Cómo os imagináis el futuro? ¿Habrá Internet? ¿Cómo serán las redes sociales para ligar?

Cines: Las redes sociales para ligar del futuro serán unas cuantas cajas de cartón amontonadas, sin un orden aparente, en un habitación, con el texto «SHIZUKA…» pintado con rotulador en alguna de ellas. Más o menos como son ahora, vaya.

Filas: No habrá internet.

DÉJALO, EN SERIO

¿Qué os llevó a escribir esto?

Cines: Déjalo, en serio cuenta la construcción de Roma. De hecho, cuenta que la construimos nosotros.

Filas: El texto empieza exponiendo las órdenes en tiempo real que el equipo constructivo se da entre sí durante la construcción de la ciudad. Unos segundos son suficientes para terminarla. La última orden es quemar la madera. ¿Para celebrarlo? ¿Para deshacerse de los residuos? ¿Qué madera, la que ha sobrado o la que se ha utilizado a la hora de construir? Una vez terminada la construcción, el equipo lo celebra (ahora seguro) no sin antes pararle los pies a un tipo que venía demasiado entusiasmado. El puto desgraciado había colaborado más bien poco en la construcción, o directamente nada, y se estaba colgando a sí mismo medallas de más. Frena, animal.

Cines: Durante la celebración o tras ella, se produce un momento nostálgico (con una mención velada a un niño de noventa años) en el que recordamos los momentos iniciales de la singladura que nos ha llevado hasta aquí. Tras el momento nostálgico, un miembro del equipo constructor muestra orgulloso a un desconocido cómo ha quedado la ciudad y le desvela los entresijos del proceso constructivo que hemos utilizado: a medida íbamos viendo un dvd de un grupo musical catalán de niñas, los ladrillos se iban colocando. Vimos tanto el concierto (y lo bailamos) que nos pasamos de frenada y se llegó a levantar un segundo Coliseo. El segundo Coliseo no es otro que el hijo de la gran puta que está leyendo el texto.

Filas: Es entonces cuando nos fijamos un momento en las gradas que conforman buena parte del lector/segundo Coliseo (gradas soleadas) y vemos a una chica muy guapa sentada, esperando a que empiece el espectáculo en la arena, y pensamos en invitarla a algo cuando termine el show.

Cines: Lo del Drácula: ¿Cuál es el tuyo, Alejandro?

¿Y esa foto? ¿A qué responde? ¿Tiene alguna relación con el texto? Todo es como muy onírico.

Cines: Estamos asistiendo a una despedida.

Filas: Emotiva.

Cines: Hace meses la chica tuvo que emprender un viaje lejano en el que de manera fortuita acabó llegando a ese desierto. La Peña del Dromedario del fondo de la imagen la recibió de manera hostil. Tras algunos días duros para todos (incluso para nosotros), llenos de malentendidos (debates en el sino del grupo sobre si la hospedaban o no, el abismo cultural entre ambas partes, etc.), ella empezó a cuajar en el grupo. De alguna manera, los impresionó. Por ejemplo, enseñándoles algún truco de magia (nosotros nos sabíamos más de 5), o bien produciéndose una pelea de comida que involucró a todos, cosa que siempre rompe el hielo a lo loco, o algo por el estilo. Los resquemores iniciales se diluyeron y ella se fue ganando progresivamente los corazones de sus anfitriones, y ellos el de ella. ¿Qué te parece este mensaje, Álex? ¿Álex? Pero quítate ese walkman y escúchame, hombre. Yo me los quito, también, en paz.

Filas: Yo lo mantendré. Llegados a este punto, los tipos procedieron a admitirla oficialmente en su grupo. No tenían más camellos, pero «el hipopótamo bastará», pensaron. Incluso le compraron un fez al hipopótamo para que no hubiera ninguna duda de que la chica estaba formalmente DENTRO DE LA SASA. Quizá se lo puso ella misma como detalle para con sus anfitriones.

Cines: Después de unos días inolvidables, la chica debe partir. Tiene mucho por hacer, todavía, y no ahí. La chica abandona su estancia de varios días, quizá de meses, en el desierto. Los tipos Gerónimo (los llamaremos así, sólo ahora) se arremolinan en el fondo de la imagen para observar cómo se marcha. Son tipos duros, curtidos en el desierto, pero uno no puede evitar decirle con voz casi inaudible que vuelva, que vuelva pronto, aunque sea a saludar.

Filas: Son nómadas del amor. ¿Volverá? Álex, contéstame.

EL ÚLTIMO EN GUARDAR LA VELA

¿Qué os llevó a escribir esto?

Cines: El último velódromo empieza planteando una duda que se resuelve en seguida: «Monos que la hacen». La frase está escrita por alguien con severos problemas en muchos ámbitos, pero el cabronazo ha despejado la duda de un plumazo. «Siguiente», parece que vaya a pedir, desafiante y altivo. Pero lo siguiente no es otra duda susceptible de ser despejada, sino la exposición de los pormenores de una carrera o maratón popular que se celebra en la ciudad. La ciudad ya está engalanada para la ocasión. La carrera va a empezar en cualquier momento, pero ¿cuáles son las normas de esta carrera? La normativa, tío.

Filas: Cómo funciona esta puta carrera: Los corredores (con sus dorsales) se hacinan en un aula de la universidad, sentándose en los pupitres, y se ponen a leer libros. Libros infantiles y juveniles, esto es importante. La meta está en lo alto de una montaña. Los corredores pueden ver la meta por una ventana que está abierta. Después del esfuerzo que les supone leer con poca luz durante muchas horas, los atletas pueden levantar la vista de vez en cuando y ver la meta a través de la ventana, y pensar, entre otras cosas, «Ah, ahí está».

Cines: Tras unas cuantas horas bastante arduas se produce un rifirrafe por unas velas que los atletas se han traído innecesariamente de casa. Se monta una pelea. Algunos se empiezan a hostiar utilizando como objetos contundentes unas pistolas sin balas que traían dentro de una mochila (junto a las velas y los libros, supongo). El primer atleta que no esté peleando y diga «me gusta mucha esta pelea» gana la carrera y te diría que incluso la pelea.

Filas: La pelea también.

Cines: ¿Todo este proceso es intrínsecamente la mecánica de la carrera o sucede espontáneamente y al final algún juez dictamina que la carrera debe terminar inmediatamente y de esta manera? Primera opción.

Filas: Primera.

CONTINENTE VIEJO

¿Qué os llevó a escribir esto?

Cines: El viaje iniciático, ¿no? No. En este texto contamos cómo fue nuestro trayecto hasta el monasterio SE ME DA BIEN. Nos dirigíamos al monasterio para asistir a unas charlas sobre comida que impartían los monjes. Supongo que el título de las charlas nos había impresionado. Es muy contundente, muy apremiante. AHORA, HIJOS DE PUTA. Pues fuimos.

Filas: Fuimos, pero el camino no fue nada fácil. El trayecto se convierte desde los primeros pasos en una lucha interior fortísima por coger, o no, nuestro coche de nombre cambiante pero siempre relacionado con la Unión Económica Europea para llegar al monasterio.

Cines: Finalmente descartamos el coche. Al entrar en la sala capitular del monasterio descubrimos que los monjes son bastante pequeños (dos palmos) y que están todos muy apretados formando un disco: un cilindro muy achatado de monjes. El disco está flotando en paralelo al suelo y empieza a ondular. Sin duda están haciendo alguna clase de truco mental que nos ha llevado hasta el monasterio y probablemente incluso nos generaba las dudas feroces sobre coger o no el coche.

Filas: El título de la charla no era tan determinante al final. Siempre hacen igual.

Cines: Eran del Císter.

La foto es magnífica: niños corriendo con cascos de policía hacia pequeños-agentes-muñeco.

Cines: Los polis están hasta los cojones de que estos niños (u otros), que encima miden de la hostia (esto quizá es lo que más les enerva; tomemos que son los polis los que miden normal, sólo por esta vez), sobrepasen constantemente su muro antidisturbios formado por ellos mismos. En la foto, empero, vemos a los policías con actitud confiada. Esta vez creen que tienen la situación controlada. Se figuran que los niños ya no volverán, porque, probablemente, ahora los policías cuentan con más refuerzos; o porque después de las hostias que repartieron en la última carga, los niños se lo pensarán dos veces antes de volver.

Filas: Cagada animal: los niños no sólo vuelven con más ganas que nunca, sino que encima en esta ocasión llevan unos putos gorros de policía en la cabeza. RECOCHINEO.

Cines: Los niños-recochineo.

Para concluir, ¿alguna recomendación? (de lo que queráis)

Cines: Hay una nueva moda en la ciudad: skiar. Se trata de esquiar.