DÉJALO, EN SERIO

Pues él era su propio Drácula.

Gilipollas a la derecha, la boca hacia abajo, déjalo caer uno, dos, un poquito, va… Bien. La madera, quémala. Aquí la tenemos: ROMA. LA HEMOS CONSTRUIDO.

¡¡Venid esos abrazos!! Eh, eh, eh, tú no has hecho nada, bah, adelante con esos abrazos, pero ten cuidado, los tengo contados.

¿Os acordáis de cuando empezamos? Dos niños y un sueño, y un niño. Tres en total, el de noventa no cuenta. Vendimos nuestra ropa a cambio de los helados de nuestra ropa. De nata y coquito, sé, tenían la forma exacta, tenían la forma… A las tres, ni un minuto más, se derritieron.

¿Qué te gusta más? ¿El Coliseo? Ya, lo hicimos viendo… ¿Sabes los DVD de MOLT CONTENT, el grupo de niñas? Cuanto más nos poníamos esos conciertos, más piedras se iban colocando. Bailamos tanto esas coreografías que se levantaron DOS COLISEOS. ¿Que qué pasó con el otro? No, déjalo, en serio, no te va a gustar. EL OTRO ERES TÚ.

Hombre, levántate, no pasa nada… «Ahora lo entiendo todo… Las hileras de arcos en mi nuca, esas gradas con señores aplaudiendo…».

Es duro; y, uy, aquella niña en la grada sur, la conozco. Vamos a invitarla a un crocante. Tan guapa… Qué día.

Dicen que todos tenemos un Drácula.