EL GURÚ DE NÁCAR

Atractive Smithers feat. Nuevos Mamuts

Soy el payaso Lo Despiden, y he descubierto poño y bigle entre la Sagrada Familia mientras [SPOILER]

¡¡BIENVENIDOS A LA GRAN FINAL DE PAPO’S CHIMNEY!!, el arte marcial que, por haber amueblado el campo de batalla de un modo determinado, concede fuerza sobrehumana a los soldados de tu, uy, apartémonos, escondámonos tras ese sempiterno gurú de nácar, bando.

La batalla, que acaba de empezar, es a cinco contra, eh, au, ahora cuatrés, ya solo quedan tres, esto va rápido; y ha sido precedida el día anterior, como todas las de su disciplina, por una mucho más cruenta entre los amuebladores de cada bando para ver quién de ellos conseguía colocar el sofá en la ubicación, y por aquí rima el abuelo, deseada.

Con qué delicadeza, ayer, debieron suspender en el aire ese tocador, cómo meticulosamente ya es astillas: acaban de hundir en él al gurú (si no era uno de los luchadores, ahora lo es), que ha recibido el golpe letal en el que el ejecutor fuma un trocito de pollo en una curva. A la tercera calada, los rivales del que fuma vuelan. Al fin alzan la mano al capitán del dojo vencedor, que quiere decir algo: «Idea para trasgo: trapito seco».

Bórax en chaus. Y, TAMBIÉN, hemos advertido que la técnica debe ejecutarse de un modo tan preciso que un bando, tras haber colocado los muebles perfectamente la noche anterior, puede llegar a perder por no haberse dado cuenta de que en uno de los cajones alguien tenía organizada una expo de garrafas de golf. Para evitar este tipo de despistes, los luchadores más veteranos emplean el hígado «el chambedor» de poner gormitis en mayúsculas en el neolithic gielinor del Pedraforca, para desesperación de sus rivales más jóvenes.

[SPOILER]  bártulo de hez — la leyenda

(El spoiler era, sobre todo, que lo despiden —a Lo Despiden— por proponer el bártulo como el spoiler de lo de la Sagrada Familia).

Una vez al año, escalera de peluche: el yermo arrasado donde se combate se aprovecha para acoger el festival Been a Rock, que se asemeja en todo a los demás (tocan las bandas habituales, algunas con miedo de gorro), salvo que los asistentes, de aspecto normal, han sido en algún momento grandes piedras (es imperceptible, y ninguno de ellos saca el tema; están absortos en el tambor polígamo).

Cuando en el escenario principal se encienden los fluorescentes de secallona, se inaugura la Puño de gas season, momento en el que aparecen los moteros embadurnados de yogur, los cuales, tras derrapar, empiezan peleas aún más encarnizadas que las de los amuebladores, en las que llegan a darse patadas con la piel (al menos con las primeras coces, embadurnada), a disparar uzis de talco y a emplear el cinismo —aka papa tranchete— . En definitiva, destino croco.

Estoy mojando temas para I MAXABO DEMRECORDAE de que, para apaciguar los ánimos, el grifo de Lester, un drummer exposed de los que se viran en la ristra, siempre nos lleva a todos (incluidos a los moteros, que van a regañadientes) a un lavabo en el que Zeus afila bolas de billar en la bañera. Reconciliados tras esta visión, vamos a tomar algo al Gemas de Cuervo, un bar regentado por un lapicero de dos metros; o, si se te deshace el marido, al bar Tintín en el Tíbet, dos varillas rotas que alguien lleva a un contenedor (una vez depositadas, no habrá elección). Dejamos de ir al Cinfa cuando nos enteramos de que la Cabina de Hueso, trabajando allí, acabó de enguillada rural.

Quién sabe si en el próximo combate veremos el golpe más fatal: llegar al Juicio Final dispuesto a presentarte como Guano Sequence, desafiante, y que te hagan pasar llamándote ya así.