LA HISTORIA DE UN TÍO

Un tío que se llamaba LA HISTORIA DE UN TÍO lo había hecho todo mal desde los doce años. Y se enteró de repente, leyendo la tapa de un Danino. Desde los dulce años que sufría, el gilipollas.

Pasaba las tardes cuidando haciéndose el hijo de puta con sus hijas. Ambas eran de Stracciatella Crocantíssima. ¿Cómo que no? Lo dice aquí (revienta una calabaza con un bate de béisbol).

La Historia de Un, como lo llamaba la policía, había soplado más de una vez entre barrotes de cárcel. Y todo por una golfada de crío, eh: buscar y meter animales MUY FINOS entre las páginas del libro del Tronoyatan.

Esta historia ha pasado de generación en generación a través de abuelos que se lo contaban SOLO ENTRE ELLOS.