UNA CIUDAD CON TODAS LAS PERSIANAS

Enrique Barro feat. Nuevos Mamuts

En primer plano, una ubre muy exprimida. El puño del granjero está rojo, tiembla.

Una voz en off: «No, no conozco a Matías Prats».

EMPIEZA LA PELÍCULA:

Reventadas. A primerísima hora de la mañana, segundo, vemos una ciudad con todas las persianas. Un policía casi tan alto como una figura de cera de Javier Cercas deambula por las calles apoyándose con los jeroglíficos de El País (una plancha de cartón pluma —escala ampliada— bajo cada brazo). No consigue encontrar al culpable —no consigue resolver la trama de los dedos— y está a punto de rendirse. Han atropellado a la ciudad.

El policía sospecha de la palabra carcoma. ¿Habrá sido ella? Tras localizarla en el diccionario, estampa el libro contra la pared como si dos tablas mojadas cayeran de un helicóptero. Así lo estampa. La investigación NO avanza.            

Un día de paseo taciturno por la playa, chut a una piedra, se fija en tres Luces Casal que corren por la orilla huyendo de la palabra GUINOVART que hay dibujada en la arena. Más Luces Casal jalean y aplauden desde una grada. El policía ha detectado algo. Saca la placa, avanza con determinación hacia una zona con algo de vegetación y procede a detener a una flor. Cierra las manillas alrededor del tallo, a ras de suelo.

Mañana, suspira, vacaciones.