Estoy en la lata o el sótano de los British & ¿British? Apartamentos. Han venido todos: Socio Hasta Hoy y Años Veinte.
Diez, tres maricas con una baraja de póquer para intentar recuperar las truchas que les rasqué a punta de pirra en la esquina del Hotel Comed Verdura. Comed verdura. Ha llegado la hora de dejarles la cara como la boda de mi hija.
Socio Hasta Hoy, físicamente igual que un corazón pintado, sabe cómo hacérnoslo PASAR SUSANA. Se mete una pistola por debajo de sus Levi’s Grand Chef y dispara a través de la tela contra la bombilla. Se pone a dormir con una camiseta que dice MAYBE I’M DREAMING OF YOU. Otro día que pasa para Socio.
Años Veinte, la rubia de 1997, pone la mano sobre la mesa y la tritura con una navaja del ejércit-de Danone. Debajo de esa cajita de tendones, grabado en la mesa, ha quedado un dibujo: les boles de drac. Ésta es su jugada maestra, muchos recogen sus cartas y se despiden BUENO YO ME MUJER ESTÁN EN CASA, ADIÓS LA CHAQUETA TU PUTA MANO SUÉLTALA.
¡Pero tranquila! Tr-tranquila-mira-mis-cartas-mira-mis-lentejas-mira-mis-sí, son lentejas. Puerta volando. La sombra del inspector en el vano:
«¡¡¡NOVENTA PERROS!!! Esta canción que tenéis de fondo me pone los pelos de punta. ¡Ahora escuchadme, los del póquer ilegal! Chuparéis cárcel por… por esta canción… Me arrebata, no puedo evitarlo… Tantos recuerdos… Noventa Perros —sonríe—, siempre los cuento pensando en ti, Noventa Perlas…
Esa nube:
Dime que sí…
Noventa perros…»