MAYO CONVEXO

Considero que no tenemos por qué estar contentos ante la idea de un mundo solidario. A veces sólo nos queda agarrarnos al RITMO. Hay que tener ritmo, chavales.

A pesar de ello, no hay que dejarse engañar por los monos. Éstos, viejos conocedores de todo truco, nos hipnotizan con un gentil movimiento de caderas, haciéndonos creer que Goebbels era tan sólo un stripper de El Vendrell.

A ver, a ver, a ver… Cómo coño digo esto: MANOS DE PINOCHO.

Otro revés para los entusiastas del ritmo: por mucho que deis quiebra a vuestro coxis a base de LAMBADE y ejercicios espirituales, jamás seréis tan elastic como el muelle multicolore que bajaba escaleras en el 95. El muelle de policloruro llamado por muchos ONDAMANÍA y por unos pocos LE FILS DU DIABLE.

Al fin y al cabo, el ritmo no tiene por qué ser bueno. Y el fascismo no tiene por qué ser malo. Violar los derechos humanos es bonito cuando se hace con SEÑORÍO.

Sin embargo, contra todo, yo apuesto por la idea. Para apoyar mi arenga inicial he escrito algunos musicales, que se titulan:

  • HERMANOS POR ARRIBA
  • TERCIOPELO EN TIERRA SANTA
  • MAYO CONVEXO
  • LOS MESTIZOS VITAMINA
  • CRIADOS ENTRE TÍTERES
  • ASFALTAR EL DESAYUNO
  • SU MUJER DE COCA-COLA

Voy sobre seguro. Todos empiezan y acaban así: «La Iglesia del siglo XXI tendrá como abanderado indiscutible un Dino. Lo jurásico como etiqueta será la nueva putada del gordo».